
21 interminables meses de campaña culminaron el pasado martes 4 de noviembre con la elección de Barack Obama como Presidente de los Estados Unidos. Y en estos tiempos de crisis, los medios de comunicación no repararon en gastos para narrar in situ todo lo que allí acontecía. Días antes del gran día ya pululaba por tierras americanas lo más granado del periodismo estatal, de Carles Francino a Pedro Piqueras, pasando por Josep Cuní y Lorenzo Milà, nos contaban desde el escenario de los hechos lo que nos podrían haber contado desde el plató o el estudio habitual. ¿Acaso no estamos en la era de la información?
El despliegue de medios en algunos casos fue incluso superior al de las elecciones españolas de marzo. Teniendo en cuenta que algo más de 1.200.000 personas siguieron los programas sobre los comicios estadounidenses en las distintas cadenas y más de 12 millones las elecciones españolas de marzo, ¿Está justificado este derroche? Sobre todo en el caso de la cadena pública que, aunque fue líder de audiencia, duele más porque la pagamos todos y yo no llego a fin de mes.
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